La pulsera Cap. 8 Coincidencias

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Consumía poco a poco su cigarro pensando en el próximo. Asomado por la ventana miraba a la gente pasar. La calle melancolía estaba poco transitada a las 4 de la madrugada. Alguna mujer de oficio en pena, algún policía obseso detrás de algún beso o de poder usar las esposas. Y mirando compuso la canción que más veces tocaría en su vida...



A la mañana siguiente se levantó a la hora exacta en la que no es demasiado pronto para comer pero es muy tarde para desayunar. Se duchó, vistió uno de sus dos vaqueros y bajo las escaleras hasta llegar a la puerta del portal.
- ¡Ey!¿Dónde va tan rápido vaquero? ¡No has desayunado!

- Me parecía demasiado ruin dadas estas horas.
- Es usted un auténtico estúpido... O muy buen bromista ¡Venga, entre a mi piso! Le presto un café... Pero me lo debe...

La casa se había transformado de la noche a la mañana. Quizá debido a la carencia de luz que había entonces, Daniel no se percató de que todas las paredes estaban llenas de fotos de él y de Juan. Pero en cada foto había un pequeño muñeco de Pinocho. Todos de diferentes colores y vestimenta. Pero todos sonreían, con la misma sonrisa que Juan. Pero todos con ojos grandes como platos, como los de Ramón. Bonita caricatura de ellos mismos, pensó Daniel. Sonrió y siguió
a su anfitrión hasta la cocina. Se dio cuenta de que había una gran cantidad de libros que había almacenados en montones y que muchos de ellos tenían pinta de estar a medias de alguna mala lectura o empezados con la ilusión pero terminados con alivio.

- ¿Con qué acompaña usted el café?
- Con usted, señor Ramón.
- No por Dios, señor no... Ese ni siquiera fue mi padre. Quizá mi abuelo.
- ¿Le admiraba usted?
- Demasiado. Cuando murió creí que jamás levantaría cabeza. Él me enseñó como llevar mi negocio. ¡Maldita su gracia!- Rieron al unisono.- Bueno, tengo algo que comentarle. He indagado por ahí y le he encontrado un trabajo de tarde. No hasta muy tarde, es con una gente muy maja. En este sobre tiene toda la información... Lo realmente importante es por la mañana. Puede trabajar conmigo en la tienda. Quiero hacer unas reformas y usted es un chaval joven, me será de utilidad su compañía.
- Le agradezco mucho su oferta, pero creo que no soy tan joven, ni tan útil. Debo declinar su oferta...
- Bueno,-le interrumpió- ¿y si le digo que le ayudaré a encontrar a Ainara?

El corazón le dio un vuelco...

- ¿Cómo sabe lo de Ainara?- Entonces recordó a Soledad- Bueno, mejor dicho: ¿Sabe algo de donde se encuentra?
- Tiempo al tiempo compañero. De momento termínese el café. No quiero echarle, pero hoy hay gente que trabaja. Usted vaya a hacer sus cosas. Le doy el resto del día libre.
- Está bien. Pero una cosa señor Ramón. ¿Cuándo dejaremos de tutearnos?
- Desde ya. Déjeme de tutear, yo le seguiré tratando de usted. Más que por respeto, por comodidad.
- Entonces le trataré de usted. Solo por llevarle la contraria.

Se rieron y apuró el café. Se despidió y salió a la calle. En su lista de la compra "algo-de-comida", tabaco y cuerdas de guitarra acústica. El viaje las había tratado mal y se desafinaban solas. ¿O quizá fuese del mástil? Da lo mismo, esta ciudad es nueva y sus suelas le empujaban a corretear.
Tras un paseo por el barrio encontró una tienda pequeña de discos. Entró y, aparentemente, no había dependiente. La tienda tenía la pinta que, por ley, deberían tener las tiendas de discos. Destartalada, con polvo. Melodías poco conocidas por la gente y admiradas por tantos. Posters descoloridos y pasados de moda. Pasados de todo sus artistas. Era una sensación tan sobre cogedora que apenas podría superarse. Pero pudo.
- ¿Daniel?
- ¿Manuel?
- ¡No jodas cabrón! ¿Tu por aquí? ¡Me alegro mucho de verte!
- ¡Discos el Sol, mamón! ¡Lograste tus sueño!- Evadió la pregunta-.
- Aún recuerdo esa noche después de la fiesta en la que te lanzaste a Laura. Vaya noche.
- Si...- Había perdido las ganas de recordarle que él no se lanzó, ya no importaba.- Qué buena noche...
- Quítate la chaqueta, te invito a un café. ¿Cómo lo tomas?
- Acompañado, por supuesto.
- Bien, con leche.
Rieron brevemente y se miraron. Tanto tiempo había pasado. Los años habían agrandado su cuerpo, arrugado su piel, amansado su juventud y alimentado su madurez. Pero seguían siendo enanos, estirados, jóvenes y niños. Se quitó el abrigo y el sobre voló hasta el suelo.
- Se te caen los papeles Dani, luego vas pidiendo por ahí.
- No se pierden, se traspapelan. Acaban todos en el mismo lugar...
- Si, en tus pulmones. ¿Qué es ese sobre?
- Pues aún no lo he abierto, pero creo que es una oferta de trabajo.
- Pues a que esperas, ábrelo.

Rasgó el sobre y saco folio muy ajado. Le dio la vuelta y había tres caras retocadas con un programa de ordenador. Abajo un nombre: Melómanos. Escrito en boli un número y una dirección. Guardó el sobre y conversó con Manuel. Otra vez juntos. Después de aquella noche tan fantástica, después de la fiesta... Manuel y Daniel se hicieron íntimos. Hasta que el reformatório los separó sin dejar rastro de ellos en sus correspondientes vidas. Salió de la tienda y comenzó a andar calle a bajo. Pensando, con ilusión, los buenos tiempos pasados. Pero paró de pensar. Se paró en seco. Alguien le seguía se giró y allí estaba...



Comentarios

Hueto ha dicho que…
hmmm...good conexion...
nos dejas un poco sueltos con este eh?saca ya el cap9 o me desengancho xD
Roberto Miquel ha dicho que…
¡Joder! ¿Cuándo te has convertido en Marvel? Crossover entre relatos de cuentamealguncuento, final del tipo "sí, sabes que vas a tener que leer la próxima entrega, porque obviamente piensas que es Ainara, pero quién sabe quién es"... ¿y distintas dimensiones mezclando el relato con la nuestra?
Pero ¡ja! Ahora tienes los mismos problemas que Marvel, a ver cómo sales de esta manteniendo el buen nivel.
Nacho ha dicho que…
Lo bueno de escribir esq yo leo esto y pienso bien... todo lo que tenia pensado hacer... lo cambio? xD
Vere veré
Neokrisys ha dicho que…
ay dios mio...
la que se va a liar, siento haber tardado tanto en leer/comentar...

vaya follón preparas, por cierto, en mi mente discos el sol reposa bajo las polvorientas farolas de Madrid, pero bueno, imgino que el polvo de las de Barcelona será muy parecido...

un abrazo

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