La pulsera Cap. 7 Errores

- ¡Dani, ostia, que se te cae la baba! ¿Qué miras?- Dijo Fran enfocando su mirada hacia el grupo de chicas que rodeaban a Ainara.- ¡Vaya! Ya lo veo... ¡Puf! Sabes fijarte, ¿eh? Madre mía, esta tremenda...

Dani se giró y le regalo una mueca de odio. No consideraba que estuviese tremenda. Era perfecta.

- Bueno, ¿y vas a ir a hacer algo ahora? Lo digo porque sino voy yo...

Dani no contestó. Seguía mirándola con pajaros rodeandole la cabeza mientras su copa se resbalaba entre los dedos mojados. El impacto contra el suelo coincidió con el final de la canción.



Todo el mundo se giró de golpe. Incluida Ainara que, al ver que se habían cruzado sus miradas, le dedicó un pulso, una sonrisa y una preciosa media vuelta para seguir hablando con Laura. Dani sacudió la cabeza y se fue a la barra. Se puso un vodka con limón y se lo bebió de un trago. Cerro los ojos. Sintió la aspereza corretear por su garganta y mirando al techo exclamo algo sobre Dios, o sobre algún apóstol... Miró al frente y se encontró con las "hermanasunicejas". Los dos mostrencos que acompañaron a Ainara ahora escaneaban a Daniel con desaprobación y esté sonrió, las guió un ojo y se dio media vuelta.

- ¡Hola! ¿Qué tal la noche? Has visto que no te mentí con lo de las chicas...

- Está genial la fiesta Laura. ¿Cómo has conseguido la casa?

- Ya te lo dije, mis padres se iban de viaje y mi hermano está en casa de Gregorio.

- Menos mal...

El hermano de Laura no se llevó nunca muy bien con Dani. Él la sobre protegía y Dani... Bueno, Dani jugaba todas sus cartas... Años atrás tuvieron varias discusiones y quizá fuese esa la razón por la que Dani dejó de verse con Laura. Más tarde dejó de gustarle. Y luego la odio. Terminó por sentir indiferencia. Dani supo que sería así. Lo llamaba las tres fases.

- Bueno, ahora bailamos.- Le quitó la copa de la mano derecha, le cogió la mano izquierda, bebió y la puso en la barra. De camino a la pista de baile vio como Fran estaba hablando con Ainara. Ella reía. ¿Reír?¿Con Fran? ¡Era el más soso del planeta! Sólo sabia meterse mierda y opinar sin conocimiento. Valiente gilipollas...

- Vamos flacucho, enséñame que aún sabes sonreír. - Laura le apartó la mirada de Ainara y la puso en sus preciosos ojos azules.- ¿Qué te parecen mis nuevas amigas?

- Son... Normales...

- ¿Y Ainara?- Sin saber su nombre supo a quién se refería.

-¿Quién?

- No seas bobo...

Laura, como todas las mujeres, tenían el don de la observación más que desarrollado. Había visto como la miraba y no iba a dejar que se le escapase. No sabía si sentía algo por él pero era suyo. Es el egoísmo del despecho.

- Estas muy guapo.

Dani volvió del cielo con semejante batacazo.

- ¿Qué?

- Si, niño. Fui estúpida en su tiempo...- Dani no comprendía (o no quería comprender) nada.- Si fuese sido un poco más lista habría acabado contigo.

- Laura, ¿qué has tomado?

- Nada.
Sonrió y se colocó el pelo estratégicamente para estar a un solo suspiro de los labios de Daniel. Daniel la miró a los ojos. Ella respiró lentamente y clavo su imaginación en los labios. Se abalanzo y le besó. Dani no se apartó. Y esa muestra pública de traición a un amigo y pasión de cartón desembocó en un empujón. Dani cayó a l suelo de espaldas y alzó la vista. José enfurecido se metió la mano en el bolsillo. Sin saber que hacer exactamente, pero con la experiencia de miles de noches de peleas, se levantó girando hacia atrás y se puso a diez metros de él. Todo el mundo miraba. Nadie hacía nada.

- Jose, te lo puedo explicar... - ¿Seguro?

¡Clack! Una afilada hoja saltó del mango que sostenía Jose.

- Maldito hijo de puta ¡Lo sabía! Te voy a desgraciar maldito traidor.

Dani salió corriendo empujando a todos y abrió la puerta de la calle de un empujón. Tras él, Jose salió andando deprisa. Furia. Al percatarse de la situación, Fran y Diego corrieron para socorrer.

- ¡Encima de traidor, cobarde! ¡Ven aquí hijo de puta!

- ¡Jose, coño! ¡Se me ha lanzado!

Entonces se avalanzó sobre el. Daniel dribló su ataque y conseguió estar a su espalda. No dudó. Le golpeó en la espalda y ya en el propinó una patada en la mano. La navaja rodó varios metros lejos de la pelea.
Jose se levantó placando a Dani. Le retuvo entre sus piernas y le golpeaba varios puñetazos en al cara. La furia, las lágrimas, la ira y los gritos dejaron de escucharse en la mente de Daniel a partir del quinto trallazo en la cara. Se desmayó y la última visión que tuvo fue la mirada de pavor de la gente que miraba como le golpeaban. Entre esa gente estaba Ainara. No supo realmente si la sonrió o si imaginó esa mueca... Pero él sonrió.