Los Sueños del Insomnio. Cap1

(bueno...por fin mi boli se a lanzado y ha decidido tratar de escribir el comienzo de un relatillo...las ideas todavia estan fraguando en mi cabeza, y esta primera parte se queda un poco sosa peeeero...espero que poco a poco vaya arrancando. Lo mismo de la ultima vez: estoy verde y necesito moldearme, asique acepto criticas gustosamente, si no en blog en persona, como querais!!1abrazo)

Cuchara, mechero, jeringa, aguja, embolo, presión, silencio….
Os lo juro, hay días que pondría el ingrediente que falta al principio de esa receta barata de evasión…o como la quieran llamar algunos.

Abrí los ojos. Digo “abrí los ojos” y no “me desperté”, porque últimamente volvía a tener otra de esas rachas de insomnio a las que no encuentro explicación. Definitivamente, mi cuerpo y yo no nos entendemos. El reloj marcaba las 3 de la tarde, mierda, pensé, otra vez no…


Padecía de aquello que los amigos llaman Días Grises, solo que mis “Días”, se habían convertido en meses hacia tiempo. Mi vida era un conjunto de actos programados y ordenados según un orden establecido por un programa de datos creado por un secretario de departamentos. Despertador, desayuno, ducha (opcional), ordenar mesa, intentar estudiar para acabar pensando que para que, si el examen del próximo martes será otro -1,5, salir a hacer ejercicio, ducharse (esta vez si), comer, autobús, 5 horas de supuesta atención, autobús, cenar, caja boba, y cerrar los ojos. Rutina.
La pega era que a ese supuesto perfecto programa se le había colado un virus…un virus que desafortunadamente carecía de la capacidad de borrar memoria…No sabría deciros cuando apareció, pero el cabrón no tenia ni nombre ni apellidos, y no se dejaba ver cuando querías verlo. Atacaba entre las sombras. Insomnio, agresividad, incapacidad de atención. Joder, hasta estaba torpe frente al teclado del ordenador, y mi infancia me la pase desmontando estos chismes.

Agarre mis trastos, me coloque los cascos de mi mp3, y quite el sonido del móvil. No es que no quisiera saber nada de nadie, es que detestaba esa sensación de la gente prestándote atención porque tu teléfono móvil esta sonando y el suyo no. Parece que les hayas contagiado un bostezo…

Salí a la calle, iba a llover. Como todos los días desde hacia tiempo. Dicen que caminar bajo la lluvia relaja….Debe ser, porque caminar bajo un cielo gris cenizo por lo menos a mi me hiela el alma.
“Dadme dolor real, para que el imaginario no me venza” rezaban los auriculares, y mientras recorría el ya bien sabido conocido camino de mi casa a la parada del autobús volví a pensar en Ella…no joder, ahora no. Pase el track, y decidí correr un poco hacia mi destino.
Llegue a la calle con el B3 en la mano y el bus en mi campo de visión. Llegaba tarde. El 611 también. Estábamos acostumbrados a ello, y dudaba mucho que alguno de los dos fuese a cambiar alguna vez…Esboce una pequeña sonrisa hacia dentro, una vez mas viajaba solo. Resulta increíble que a las 3 y cuarto de la tarde haya menos gente en el autobús que a las 6 de la mañana. En la siguiente parada posiblemente ese escenario se llenas de niñatos, pero de momento tenia unos minutos de silencio y soledad, aspectos que últimamente escaseaban en mi vida (parece mentira que nos pasemos la vida buscando compañía…y que cuando estemos mal lo que de verdad necesitemos sea estar solos).
“Nos escapamos, de quien sino del tiempo, de quien sino del llanto, pero este miedo tiene su encanto…”. Otra sonrisa. Era la 2ª en poco tiempo, este día prometía. Subí el volumen del mp3 y cerré los ojos….